estres – Con Evidencia Plus https://conevidenciaplus.com Ciencia al servicio de la sociedad Mon, 21 Apr 2025 17:05:02 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 https://conevidenciaplus.com/wp-content/uploads/2025/04/cropped-FaviconAbril-32x32.png estres – Con Evidencia Plus https://conevidenciaplus.com 32 32 El estrés oxidativo ¿amigo o enemigo? https://conevidenciaplus.com/2025/04/21/el-estres-oxidativo-amigo-o-enemigo/ https://conevidenciaplus.com/2025/04/21/el-estres-oxidativo-amigo-o-enemigo/#respond Mon, 21 Apr 2025 17:05:02 +0000 https://conevidenciaplus.com/?p=513 Autores

Diana Jocelyne Mejia Barajas

Licenciatura en Nutrición, Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Universidad de Guadalajara (UdeG).

Regina Cuevas Proa

Licenciatura en Nutrición, Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Universidad de Guadalajara (UdeG).

Teresita de Jesús Hernández Flores

Departamento de Disciplinas Filosóficas, Metodológicas e Instrumentales, CUCS, UdeG.

Contacto: teresita.hflores@academicos.udg.mx


A diario, nuestro cuerpo enfrenta una batalla silenciosa: el estrés oxidativo. Este proceso, aunque suene alarmante, es en realidad algo sumamente común. Imagina un grupo de células enojadas, corriendo de un lado a otro, buscando a quién robarle su energía para sentirse más fuertes. Estos pequeños villanos son los radicales libres. Pero, para todo villano, hay un héroe; en este caso, son los antioxidantes, quienes buscan detenerlos y proteger a las células del cuerpo del daño que pueden causar.

Cuando hay demasiados radicales libres y no suficientes antioxidantes para neutralizarlos, la situación se vuelve desfavorable; a esto se le conoce como estrés oxidativo. Sin embargo, la biología no siempre es tan simple. Lo que pocas veces se menciona es que estos villanos también tienen un lado positivo. En ciertos momentos, los radicales libres pueden actuar como agentes clave en la defensa del organismo, activando mecanismos que nos ayudan a combatir infecciones o a reparar daños. ¿Podrían estos supuestos malhechores, en determinadas circunstancias, ser héroes inadvertidos? Es aquí donde comienza la verdadera batalla entre el daño y la defensa: ¿será el estrés oxidativo un amigo o un enemigo?

Conociendo al estrés oxidativo

La historia comienza en la década de 1950, cuando dos científicos —el químico Irwin H. Finkel y el físico Richard D. H. Davies— descubrieron por primera vez a los radicales libres, esos supuestos villanos que se dedican a causar caos en el cuerpo [1].

En 1956, un biólogo llamado Denham Harman se une a la historia al introducir una teoría crucial. Harman propuso que estos villanos no solo estaban causando daño a las células en el presente, sino que su ataque continuo podría llevar a consecuencias mucho mayores en el futuro. Según su teoría, el daño acumulado por estos radicales libres afectaba a biomoléculas esenciales como el ADN, los lípidos y las proteínas. Este concepto fue conocido como la teoría del envejecimiento oxidativo [2].

Sin embargo, desde la introducción de esta teoría, el campo de la investigación sobre el estrés oxidativo ha crecido enormemente. Los científicos han descubierto que los radicales libres son personajes complejos en una épica historia de héroes y villanos. Aunque a menudo se les ve como malvados que causan caos, en realidad suelen desempeñar papeles cruciales como aliados en varias misiones importantes para la defensa del cuerpo.

Protagonistas del estrés oxidativo

Imagina que, en el interior de nuestro cuerpo, existe una batalla silenciosa y constante entre héroes y villanos. Los héroes en esta historia son los antioxidantes, siempre listos para proteger nuestras células. Los villanos, por otro lado, son los radicales libres y las especies reactivas de oxígeno (ERO), que suelen considerarse problemáticos [3].

Los radicales libres son reconocidos como pequeños villanos que buscan robar electrones para obtener más poder. Entre ellos se encuentran el superóxido (O₂•⁻), el peróxido de hidrógeno (H₂O₂) y el radical hidroxilo (•OH). Cada uno tiene su propia manera de causar estragos. Por ejemplo, el superóxido es conocido por ser un villano que ataca rápidamente, mientras que el peróxido de hidrógeno es más astuto y tiende a dañar a las células de manera indirecta [4].

Estos villanos se generan principalmente en las mitocondrias, que son como las fábricas de energía de nuestras células. Durante la producción de energía, estos radicales libres se liberan ocasionalmente; son inevitables, pero no siempre destructivos.

Hay ocasiones en las que, si un invasor —como una bacteria o un virus— amenaza la paz del cuerpo, estos supuestos villanos entran en acción. Estos héroes inadvertidos son los neutrófilos y macrófagos, dos tipos de células que forman parte del ejército del sistema inmunitario [3]. Usan su poder para atacar y destruir a los invasores. Este proceso, conocido como estrés oxidativo inducido por fagocitos, es como una batalla feroz en la que los radicales libres ayudan a eliminar las infecciones y a mantener el cuerpo a salvo.

Por otra parte, en esta famosa batalla, algunos radicales libres tienen un rol como mensajeros importantes. En este contexto, se transforman en señales especiales que ayudan a coordinar la comunicación entre las células. Uno de estos mensajeros es el óxido nítrico (NO), el cual regula funciones cruciales como el tono vascular y la presión arterial [5]. También contribuye a la transmisión de mensajes entre las células para asegurar que todo el cuerpo funcione en perfecta armonía. Sin estos mensajeros, la comunicación celular se volvería desorganizada, afectando el funcionamiento general del organismo.

La alianza

Esta colaboración entre los antioxidantes (internos y externos) y nuestros héroes inadvertidos (radicales libres) es crucial para el bienestar del cuerpo. Mientras los defensores internos luchan continuamente, los héroes externos refuerzan la defensa, proporcionando apoyo adicional para enfrentar a los invasores. Pero, ¿cómo es que esta alianza llega a su fin? ¿Cuándo se rompe este equilibrio?

Mecanismos de acción del estrés oxidativo

Existen diferentes escenarios que favorecen la producción descontrolada de radicales, lo que dificulta el trabajo de los antioxidantes para controlarlos y colaborar en el cuidado del cuerpo. La exposición a la radiación ultravioleta del sol, la contaminación del aire y algunos malos hábitos, como el tabaquismo, actúan dándoles más fuerza. Además, tener altos niveles de estrés, una dieta deficiente o poco balanceada, así como la inflamación crónica, también pueden intensificar el caos, permitiendo que los radicales libres se multipliquen y causen más daño [5].

Sin embargo, incluso en el campo de batalla pueden emerger aliados que ayudan a nuestros héroes a mantener el equilibrio en el cuerpo.

Estos héroes internos incluyen a los famosos superóxido dismutasa (SOD), glutatión peroxidasa (GPx) y catalasa. Son expertos en neutralizar los ataques de los radicales libres cuando se rompe el equilibrio [4].

Además de estos héroes internos, el cuerpo también recibe apoyo de héroes externos que provienen del consumo de alimentos y bebidas. Algunos antioxidantes, como la vitamina C, la vitamina E, el betacaroteno y los polifenoles, se obtienen de fuentes como frutas, verduras, nueces y granos enteros.

El papel del estrés oxidativo en el cuerpo

Imaginemos el estrés oxidativo como una balanza delicada dentro de nuestro cuerpo. En un lado de la balanza están los radicales libres (ERO), y en el otro, los antioxidantes, que actúan como contrapesos para mantener el equilibrio. Cuando los radicales libres ganan peso y dominan la balanza, se produce un exceso de estrés oxidativo que puede causar estragos en nuestras células, dañando estructuras críticas. Este desequilibrio es comparable a una maquinaria que, al oxidarse y deteriorarse, comienza a funcionar mal, desencadenando una serie de problemas en el sistema. Entre estos problemas se encuentran enfermedades crónicas y degenerativas, como los trastornos neurodegenerativos, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer [6].

En trastornos como el Alzheimer y el Parkinson, el estrés oxidativo actúa como una tormenta eléctrica que golpea sin descanso a las neuronas, dañando su capacidad para comunicarse, similar a una central eléctrica que sufre apagones constantes. En el ámbito cardiovascular, el estrés oxidativo se asemeja a la corrosión de un puente metálico, donde las arterias se inflaman y forman placas debido a la oxidación de las lipoproteínas LDL, obstruyendo el flujo sanguíneo. En el cáncer, las especies reactivas de oxígeno (ERO) son como un incendio que puede ser destructivo al causar mutaciones, pero también útil, ya que algunas terapias utilizan este «fuego» para destruir células tumorales.

A pesar de sus aspectos negativos, el estrés oxidativo también tiene un lado positivo. En niveles controlados, los radicales libres actúan como mensajeros en la señalización celular, ayudando a regular funciones esenciales como el crecimiento celular, la proliferación y la muerte celular programada (apoptosis). Esta comunicación es vital para mantener la homeostasis y favorecer la regeneración de células dañadas [3].

Además, el estrés oxidativo contribuye a la inflamación controlada, la cual es fundamental para la curación. Tras una lesión, los radicales libres inician el proceso inflamatorio, atrayendo células inmunitarias que ayudan a reparar el tejido dañado. Sin esta inflamación controlada, el proceso de curación sería menos eficiente.

Conclusiones

En nuestro recorrido por el mundo del estrés oxidativo, hemos desvelado una épica batalla entre los radicales libres y los antioxidantes, quienes desempeñan roles tanto de villanos como de héroes en la salud de nuestro cuerpo. Los radicales libres, como pequeños villanos, buscan causar estragos y desencadenar enfermedades, mientras que los antioxidantes, en su papel de héroes valientes, luchan incansablemente para proteger nuestras células y restaurar el equilibrio.

Sin embargo, incluso estos villanos tienen roles cruciales como mensajeros celulares y en la respuesta inmune. Este delicado equilibrio entre héroes y villanos desafía la idea de considerar al estrés oxidativo únicamente como un adversario a eliminar. En realidad, es una parte integral del complejo drama de nuestra salud, que refleja una batalla continua en la que tanto los héroes como los villanos tienen su importancia para mantener el equilibrio. Tras explorar estos aspectos, te invitamos a reflexionar: ¿qué opinas? El estrés oxidativo, ¿es amigo o enemigo?

Referencias

[1] Matić M, Peić D, Mandić J, et al. The role of oxidative stress in the pathogenesis of neurodegenerative diseases: a review. Biol Chem. 2021;402(9):1105-1119. https://doi.org/10.5607/en.2015.24.4.325

[2] Hajam YA, Rani R, Ganie SY, Sheikh TA, Javaid D, Qadri SS, Pramodh S, Alsulimani A, Alkhanani MF, Harakeh S, Hussain A, Haque S, Reshi MS. Oxidative stress in human pathology and aging: molecular mechanisms and perspectives. Cells. 2022;11(3):552.https://doi.org/10.3390/cells11030552

[3] Pérez-Torres I, Castrejón-Téllez V, Soto ME, Rubio-Ruiz ME, Manzano-Pech L, Guarner-Lans V. Oxidative stress, plant natural antioxidants, and obesity. Int J Mol Sci. 2021;22(4):1786. https://doi.org/10.3390/ijms22041786

[4] López-Sánchez P, Morales-Curiel M, López-Delgado F. Estrés oxidativo y enfermedades crónicas: una revisión. Hosp Med [Internet]. 2022 [citado 2024 Sep 16];23(2):215-227. Disponible en: http://www.scielo.org.pe/pdf/hm/v23n2/1727-558X-hm-23-02-e2158.pdf

[5] Deng L, Du C, Song P, Chen T, Rui S, Armstrong DG, Deng W. The role of oxidative stress and antioxidants in diabetic wound healing. Oxid Med Cell Longev. 2021;2021:8852759. https://doi.org/10.1155/2021/8852759

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¿Cómo tu dieta puede reducir el estrés oxidativo?  https://conevidenciaplus.com/2025/04/10/como-tu-dieta-puede-reducir-el-estres-oxidativo/ https://conevidenciaplus.com/2025/04/10/como-tu-dieta-puede-reducir-el-estres-oxidativo/#respond Thu, 10 Apr 2025 19:04:32 +0000 https://conevidenciaplus.com/?p=487 Autores

Haru de Cristal Berenice Ángel González

Estudiante de la Licenciatura en Nutrición, Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Universidad de Guadalajara (UdeG).

Itzel Esperanza Quintos Espinosa

Estudiante de la Licenciatura en Nutrición, Instituto de Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Teresita de Jesús Hernández Flores

Departamento de Disciplinas Filosóficas, Metodológicas e Instrumentales, CUCS, UdeG.

Contacto: teresita.hflores@academicos.udg.mx 


El estrés oxidativo (EO) ocurre cuando el cuerpo presenta un desequilibrio entre radicales libres (RL) y antioxidantes. Los RL son moléculas altamente reactivas debido a que les falta un electrón. El oxígeno puede transformarse en diferentes formas reactivas que generan estos RL. Aunque estas moléculas cumplen funciones importantes, como la señalización celular y la protección inmunológica, cuando su concentración aumenta sin control, pueden dañar células y tejidos. Los RL, por su naturaleza inestable, se forman en nuestro organismo como resultado de procesos naturales y de factores externos como la contaminación y el estrés [1].

Este daño puede tener varias consecuencias para la salud. En primer lugar, el EO está vinculado a enfermedades crónicas como el cáncer y los problemas del corazón. Los RL pueden dañar el ADN y las células, lo que incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades. También pueden acelerar el envejecimiento, haciendo que la piel y otros órganos se deterioren más rápidamente. Por último, el EO puede intensificar la inflamación en el cuerpo. La inflamación es una respuesta natural del sistema inmunológico; sin embargo, cuando es excesiva, puede dañar tejidos y órganos [1,2]. El EO puede causar daños celulares que se relacionan con enfermedades graves y un envejecimiento prematuro, afectando negativamente nuestra salud general.

Alimentos clave para combatir el estrés oxidativo

Los antioxidantes son sustancias que ayudan a proteger nuestras células del daño causado por los RL. Estos radicales libres pueden deteriorar nuestras células, lo que, a su vez, puede contribuir al desarrollo de enfermedades y al envejecimiento prematuro [1].

Imagina a los RL como pequeños “demonios” que buscan a quién dañar. Los antioxidantes actúan como “guardianes” que neutralizan a estos demonios y evitan que causen daño. Lo logran al donar un electrón a los RL, estabilizándolos y evitando que continúen dañando nuestras células. Podemos obtener antioxidantes de forma natural a través de los alimentos que consumimos. Entre ellos, la vitamina C destaca como un potente antioxidante, mientras que la vitamina E también desempeña un papel importante en la protección celular. Otro antioxidante relevante es el beta-caroteno, el cual el cuerpo convierte en vitamina A. El selenio, además de ser un mineral esencial, posee propiedades antioxidantes significativas. Asimismo, los polifenoles y los flavonoides son compuestos vegetales con notables capacidades antioxidantes que ayudan a combatir el EO en nuestro organismo [1].

Los antioxidantes funcionan de manera similar a un «escudo» para nuestras células. Cuando un radical libre entra en nuestro cuerpo, los antioxidantes lo rodean y lo neutralizan, impidiendo que cause daño. Esto puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como las enfermedades del corazón, la diabetes y ciertos tipos de cáncer. Además, los antioxidantes ayudan a mantener nuestra piel saludable y a ralentizar el proceso de envejecimiento [1].

Imagina que tienes un jardín. Si dejas que las malas hierbas (los radicales libres) crezcan sin control, pueden ahogar tus plantas y arruinar tu jardín. Los antioxidantes son como un grupo de jardineros que se encargan de eliminar esas malas hierbas. Cuanto más cuides de tu jardín y más jardineros tengas trabajando (alimentos ricos en antioxidantes), más vibrante y saludable será tu espacio verde (tu cuerpo). Al consumir alimentos ricos en antioxidantes, ayudamos a nuestro organismo a combatir los efectos dañinos de los RL. Por ello, se recomienda incorporar este tipo de alimentos en la dieta (Tabla 1).

Tabla 1. Diferentes antioxidantes en los alimentos. 

Alimento Antioxidante principal 
Melón amargoCatequina, epicatequina, ácido gálico, ácido gentísico y ácido clorogénico.
ZanahoriaÁcido clorogénico, caféico, ferúlico y cinámico. Alfa y beta-carotenos.
CebollaQuercetina, kaempferol, miricetina y catequina.
BetabelBetalaína, betacianina, betanidina, isobetanidina, isobetanina, amarantina.
EspinacaFlavonoides
MoraCianidinas, ácido gálico, cafeico, ferúlico.
Grosella negraFenoles y proantocianinas
FrambuesaTaninos hidrosolubles y antocianinas
UvaCatequinas, quercetinas, antocianinas. Ácido gálico y resveratrol.
ManzanaÁcido hidroxicinámicos, antocianinas, flavonoles.
ToronjaTaninos hidrosolubles y antocianinas.

Hábitos alimentarios que ayudan a reducir el estrés oxidativo

El EO está estrechamente relacionado con el desarrollo de enfermedades crónicas, debido a la interacción entre los RL producidos por el propio estrés oxidativo y los procesos inflamatorios que se desencadenan en el organismo [1,4]. Diversos estudios han demostrado el impacto positivo de la dieta en el control de los marcadores oxidativos del cuerpo, lo que contribuye a reducir los riesgos asociados y mejora la salud del individuo, proporcionándole un mejor estilo de vida. Es fundamental seguir una dieta equilibrada que no solo limite el consumo de alimentos proinflamatorios y prooxidantes, sino que también incluya alimentos ricos en antioxidantes, los cuales ayudan a mantener el equilibrio del cuerpo y a contrarrestar los efectos del EO. Patrones dietéticos como la dieta mediterránea y la dieta DASH se basan en el consumo de estos alimentos, permitiendo así cumplir con los requerimientos necesarios para obtener los beneficios que estas sustancias aportan [4].

Puedes planificar tus comidas para incluir específicamente alimentos ricos en antioxidantes:

  • Smoothie energético: mezcla espinacas, plátano, mora y un poco de yogur griego para un desayuno lleno de antioxidantes.
  • Ensalada colorida: usa zanahorias, betabel, cebolla y aguacate, aderezada con jugo de limón y aceite de oliva.
  • Sopa nutritiva: prepara una sopa de verduras con betabel, espinacas y zanahorias. Agrega especias como cúrcuma y jengibre para aumentar el valor antioxidante.
  • Postre saludable: opta por una compota de manzana con canela o un puñado de uvas. 
  • Elige snacks saludables: da preferencia a frutas frescas, nueces o barras de cereales integrales en lugar de snacks procesados.
  • Cocina con hierbas y especias: usa cúrcuma, jengibre y ajo para potenciar el sabor y el contenido antioxidante de tus platillos.

Otros consejos para mantener el estrés oxidativo bajo control

El ejercicio de resistencia, como correr, nadar, pasear en bicicleta, saltar la cuerda, levantar pesas o hacer flexiones, no solo ayuda a reducir el daño causado por el EO en el cuerpo, sino que también incrementa los niveles de sustancias protectoras naturales. Para mejorar la protección del organismo frente al daño oxidativo y fortalecer las defensas antioxidantes, se recomienda incorporar ejercicios de resistencia en la rutina semanal. Con base en un estudio reciente, se sugiere realizar sesiones de entrenamiento de resistencia tres veces a la semana, cada una con una duración aproximada de 70 minutos. Cada sesión debe incluir un calentamiento, seguido de ejercicios de resistencia, y concluir con estiramientos [4]. Es importante adaptar el entrenamiento al nivel de condición física de cada persona y consultar a un profesional si es necesario, para obtener el máximo beneficio de forma segura.

Mientras dormimos, nuestro cuerpo entra en un proceso de reparación celular, restableciendo los niveles de antioxidantes; de esta manera, se reduce la presencia de RL. Cuando no se tiene un descanso adecuado, disminuye la producción de antioxidantes endógenos y, en su lugar, aumenta la actividad prooxidante. Estudios señalan que las personas que duermen menos de seis horas presentan niveles más altos de EO [5].

Conclusiones 

El EO puede resultar perjudicial para nuestra salud, provocando daños celulares, contribuyendo al desarrollo de diversas enfermedades y acelerando el envejecimiento prematuro. Para evitarlo, es necesario mantener buenos hábitos en nuestra vida diaria, como llevar una dieta balanceada rica en frutas y verduras, u optar por patrones alimentarios como la dieta mediterránea o la dieta DASH, así como mantener una adecuada hidratación. Estas acciones contribuyen a mejorar la salud cardiovascular, fortalecer el sistema inmunológico, prevenir el envejecimiento prematuro, reducir el riesgo de cáncer, entre otros beneficios.

Además, adoptar una dieta rica en antioxidantes ayuda a neutralizar los radicales libres y a mantener el equilibrio del cuerpo, lo que también impacta positivamente en nuestro bienestar mental y emocional. Por otro lado, realizar ejercicio físico y tener un descanso adecuado son aspectos cruciales para reducir el estrés oxidativo, lo cual resulta benéfico para el organismo.

Estos cambios en la alimentación y el estilo de vida pueden mejorar notablemente nuestra calidad de vida, permitiéndonos disfrutar de una existencia más activa y saludable. Es importante recordar que, antes de realizar cambios significativos en la dieta, el ejercicio o cualquier otro aspecto del bienestar, es fundamental consultar a un profesional de la salud.

Referencias

[1] Ortiz Escarza JM, Medina López ME. Oxidative stress: a silent killer? Educ Quím. 2020;31(1):1–11. doi:10.22201/fq.18708404e.2020.1.69709

[2] Serra Bisbal JJ, Melero Lloret J, Martínez Lozano G, Fagoaga C. Plant species as food antioxidants. Nereis. 2020;12:1–12. doi:10.46583/nereis_2020.12.577

[3] Pirouzeh R, Heidarzadeh-Esfahani N, Morvaridzadeh M, et al. Effect of DASH diet on oxidative stress parameters: A systematic review and meta-analysis of randomized clinical trials. Diabetes Metab Syndr. 2020;14(6):2131–8. doi:10.1016/j.dsx.2020.10.031

[4] Amiri E, Sheikholeslami-Vatani D. The role of resistance training and creatine supplementation on oxidative stress, antioxidant defense, muscle strength, and quality of life in older adults. Front Public Health. 2023;11:1062832. doi:10.3389/fpubh.2023.1062832

[5] Neculicioiu VS, Colosi IA, Costache C, et al. Sleep Deprivation-Induced Oxidative Stress in Rat Models: A Scoping Systematic Review. Antioxidants (Basel). 2023;12(8):1600. doi:10.3390/antiox12081600 

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¿Residencia o sobrevivencia?: factores estresantes en médicos residentes. https://conevidenciaplus.com/2025/01/28/residencia-o-sobrevivencia-factores-estresantes-en-medicos-residentes/ https://conevidenciaplus.com/2025/01/28/residencia-o-sobrevivencia-factores-estresantes-en-medicos-residentes/#respond Tue, 28 Jan 2025 16:18:11 +0000 https://conevidenciaplus.com/?p=376 Autores

Sherlyn Guadalupe Montejano Cortés 

Licenciatura en Médico Cirujano y Partero, Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara.

Diego Madrigal Ortega

Licenciatura en Médico Cirujano y Partero, Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara.

Cecilia Colunga Rodríguez

Departamento de Salud Pública, Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara

Contacto: cecilia.colunga@academicos.udg.mx


¿Alguna vez te has sentido abrumado por la cantidad de tareas que tienes que realizar? Ahora, imagina tener que tomar decisiones que impactan directamente en la salud de las personas, decisiones que pueden ser cruciales para sus vidas, mientras estudias para exámenes importantes y trabajas largas horas, muchas veces sin un horario fijo. Esta es la realidad que enfrentan diariamente muchos médicos residentes. Estos jóvenes profesionales, que se encuentran en la primera línea de atención médica, lidian con una presión constante que pone a prueba incluso a los más resilientes. El estrés, la fatiga mental y la ansiedad son compañeros frecuentes en su jornada laboral.

En este artículo analizaremos los factores que contribuyen al estrés de los médicos residentes y cómo este afecta su salud, su bienestar y, en última instancia, la calidad de la atención que brindan a sus pacientes.

La residencia médica se asemeja a una maratón interminable: los residentes deben avanzar a toda velocidad, superando obstáculos y tomando decisiones cruciales en el camino.

Contextualizando el problema

El estrés laboral es un problema psicológico, conductual y físico que puede experimentarse a diario debido al aumento excesivo de las demandas en el ámbito laboral [1]. Los médicos, en particular, enfrentan niveles relativamente altos de estrés en comparación con otras profesiones. Aunque la residencia médica es una etapa de transición que prepara a los médicos como futuros especialistas, en la práctica, los médicos residentes son prácticamente considerados trabajadores dentro del sistema de salud debido a las labores que desempeñan.

Esta dualidad de roles genera una serie de situaciones estresantes que deben afrontar: desde la exigencia académica continua hasta las múltiples responsabilidades asociadas con el cuidado de pacientes. Estas incluyen el contacto constante con enfermedades, los posibles conflictos en la relación médico-paciente-familiares, la angustia, y, en muchos casos, el enfrentarse a la muerte. Todo esto ocurre mientras intentan equilibrar su formación académica, sus responsabilidades profesionales y su vida personal [1].

Factores que agobian: un enfoque más directo

A pesar de su vocación y preparación, los médicos residentes se ven obligados a desenvolverse diariamente en condiciones que pueden resultar abrumadoras. La carga de trabajo, a menudo interminable, las guardias nocturnas y la constante presión por alcanzar la excelencia son solo algunos de los desafíos que enfrentan.

En el ámbito académico, los principales factores estresantes provienen de las altas expectativas de profesionalismo, la necesidad de mantenerse constantemente actualizados para responder a las interrogantes de superiores o pacientes, y el esfuerzo por mantener calificaciones adecuadas en las evaluaciones continuas y clases hospitalarias.

En el ámbito laboral, los médicos residentes enfrentan al menos dos veces por semana jornadas de trabajo de 24 a 36 horas continuas, muchas veces sin descanso, en condiciones de infraestructura precarias y con insumos insuficientes para atender la elevada carga de pacientes. Otro factor clave son las condiciones de trato que reciben por parte de sus médicos superiores, caracterizadas por una reducción en la atención, la falta de empatía, sensibilidad y preocupación hacia los residentes. Esto, a su vez, puede derivar en un aumento de la irritabilidad, la brusquedad y una tendencia a cosificar a los pacientes [2].

Las sombras del estrés: un análisis de sus consecuencias

Es importante destacar que las condiciones a las que están expuestos los médicos residentes tienen un impacto profundamente negativo en su desempeño y bienestar. La combinación de estos factores puede generar un estrés crónico que no solo afecta su rendimiento académico y profesional, sino también su salud mental, su bienestar emocional e, incluso, su estado físico.

A largo plazo, el estrés puede incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión, lo que, a su vez, puede afectar las relaciones interpersonales tanto en el ámbito laboral como en el personal.

Las extenuantes cargas de trabajo pueden llevar al síndrome de burnout, un estado de agotamiento emocional, físico y mental con repercusiones significativas en el desempeño laboral. Los síntomas de este agotamiento están vinculados a una disminución en la calidad de la atención médica, ocasionando retrasos en la toma de decisiones, conductas laborales poco profesionales (como conflictos), una comunicación inadecuada sobre las opciones de tratamiento con los pacientes, y errores clínicos y de medicación. En conjunto, estos factores pueden provocar la insatisfacción de los pacientes, generar consecuencias graves para su salud y, de manera secundaria, dañar la reputación profesional del médico, con posibles repercusiones legales [4].

Hacia una residencia más humana: nuevas prácticas para reducir el estrés 

Invertir en el bienestar de los médicos residentes es una inversión en el futuro de la medicina. Un residente bien cuidado y apoyado tiene mayores probabilidades de mantenerse en la profesión, brindar una atención de alta calidad y convertirse en un modelo a seguir para las futuras generaciones de médicos. Los programas de apoyo y bienestar pueden reducir significativamente los niveles de estrés y burnout en los residentes, generando un retorno de inversión mediante una mayor retención de personal y una mejora en la satisfacción laboral.

Reconociendo esta realidad, las instituciones de salud deberían implementar una variedad de iniciativas para promover el bienestar de los residentes y crear un entorno de formación más saludable. En países como Estados Unidos, se han establecido regulaciones que exigen la creación de condiciones que fomenten el apoyo a los residentes, como la restricción de las horas extras de trabajo [3]. Estas medidas han contribuido al cuidado de la salud física y mental de médicos, estudiantes, pasantes y residentes, con el objetivo de reducir errores médicos, decisiones imprevistas por falta de sueño, privaciones y fatiga mental.

De manera similar, a partir de junio de 2022, el Gobierno de México implementó cambios normativos con el propósito de fomentar la colaboración entre la Secretaría de Salud, las instituciones de educación superior y los prestadores de servicios, para mejorar las condiciones en las que se desarrollan las residencias médicas (NOM-EM-001.SSA3-2022) [5].

Conclusiones

La residencia médica, un periodo crucial en la formación de futuros especialistas, se ha convertido en un entorno altamente demandante que pone a prueba los límites físicos y mentales de los residentes. La carga de trabajo excesiva, las guardias prolongadas, la presión académica constante y las expectativas poco realistas generan un estrés crónico con consecuencias potencialmente devastadoras para la salud y el bienestar de los residentes, así como para la calidad de la atención que proporcionan.

Para abordar esta problemática de manera efectiva, es fundamental implementar cambios sistemáticos a nivel institucional y organizacional. En primer lugar, es necesario revisar y ajustar la carga de trabajo de los residentes, asegurando que dispongan de tiempo suficiente para descansar, estudiar y atender a sus pacientes de manera adecuada. La implementación de horarios más flexibles y la reducción de las guardias prolongadas son medidas clave para mejorar su calidad de vida.

Además, resulta esencial fomentar un entorno de aprendizaje más humano y empático, en el que los residentes se sientan apoyados y valorados. Esto incluye promover relaciones interpersonales positivas entre residentes y tutores, así como establecer mecanismos de supervisión y retroalimentación constructiva. La creación de programas de mentoría y tutoría también puede ser de gran utilidad, al proporcionarles orientación y apoyo emocional durante su formación.

Asimismo, es indispensable invertir en programas de bienestar que promuevan la salud mental y física de los residentes. Esto incluye garantizar el acceso a servicios de salud mental y fomentar hábitos de vida saludables. Al priorizar el cuidado de la salud de los residentes, las instituciones no solo están invirtiendo en el futuro de la medicina, sino también asegurando una atención de mayor calidad para los pacientes.

Finalmente, es crucial fomentar la investigación sobre el estrés en la residencia médica para desarrollar intervenciones más efectivas y personalizadas. La recopilación de datos acerca de las experiencias de los residentes y la identificación de los factores de riesgo más relevantes permitirá diseñar programas de intervención específicos y adaptados a las necesidades de cada individuo.

En síntesis, transformar la residencia médica en un entorno más saludable y sostenible requiere un esfuerzo conjunto entre las instituciones educativas, los hospitales, las sociedades médicas y los propios residentes. Al implementar cambios estructurales, promover el bienestar y fomentar la investigación, se puede garantizar que los futuros médicos estén mejor preparados para enfrentar los desafíos de su profesión y ofrecer una atención de calidad y segura a sus pacientes.

Referencias

[1] Hassan, N.M., Abu-Elenin, M.M., Elsallamy, R.M. et al. Job stress among resident physicians in Tanta University Hospitals, Egypt. Environ Sci Pollut Res 27, 37557–37564 (2020). https://doi.org/10.1007/s11356-020-08271-9

[2] Maswadi N, Khader YS, Abu Slaih A. Perceived Stress Among Resident Doctors in Jordanian Teaching Hospitals: Cross-Sectional Study. JMIR Public Health Surveill. 2019 Oct 2;5(4):e14238. doi: 10.2196/14238

[3] Roberto Carlos Miranda-Ackerman, Francisco José Barbosa-Camacho, María José Sander-Möller, Arturo David Buenrostro-Jiménez, Roberto Mares-País, Ana Olivia Cortes-Flores, Gilberto Morgan-Villela, Carlos José Zuloaga-Fernández del Valle, Manuel SolanoGenesta, Clotilde Fuentes-Orozco, Guillermo Alonso Cervantes-Cardona, Gabino CervantesGuevara & Alejandro González-Ojeda (2019) Burnout syndrome prevalence during internship in public and private hospitals: a survey study in Mexico, Medical Education Online, 24:1, 1593785, DOI: 10.1080/10872981.2019.1593785

[4] Solms L, van Vianen AEM, Theeboom T, et al. Keep the fire burning: a survey study on the role of personal resources for work engagement and burnout in medical residents and specialists in the Netherlands. BMJ Open 2019;9:e031053. doi:10.1136/ bmjopen-2019-031053

[5] NOM-EM-001-SSA3-2022, Educación en salud. Para la organización y funcionamiento de residencias médicas en establecimientos para la atención médica. Diario Oficial de la Federación. 17 de junio de 2022. Disponible en: https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5655486&fecha=17/06/2022#gsc.tab=0

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