Autores
José Santiago Abrahan Hernández
Estudiante de Licenciatura Médico Cirujano y Partero, Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Universidad de Guadalajara (UdeG).
Juliana Marisol Godínez Rubí
Departamento de Morfología, CUCS, UdeG.
Guillermina Muñoz Ríos
Laboratorio de Histología y Embriología, Departamento de Morfología, CUCS, UdeG.
Contacto: [email protected]
La preeclampsia es un síndrome multisistémico de severidad variable, específico del embarazo. Puede presentarse a partir de las 20 semanas de gestación, durante el nacimiento o hasta dos semanas después del parto. Es más frecuente en mujeres menores de 20 años y mayores de 35 años (1). Afecta entre el 3 % y el 10 % de los embarazos a nivel mundial, lo que equivale a aproximadamente 50,000 muertes maternas anuales, convirtiéndola en la principal causa de mortalidad materna en el mundo. En México, su incidencia es de 47.3 casos por cada 1,000 nacimientos (2).
Las principales características de la preeclampsia incluyen presión arterial elevada, proteinuria (presencia de proteínas en la orina) y otros signos de daño en los riñones u otros órganos (3). Entre sus posibles causas se encuentran la obesidad, la hipertensión arterial crónica, antecedentes de diabetes mellitus, edad avanzada, antecedentes familiares de preeclampsia o haberla presentado en embarazos anteriores, así como ser primigesta (mujer en su primer embarazo), multípara (mujer con varios embarazos previos) o haber tenido infecciones durante la gestación (4). No obstante, la causa exacta de la preeclampsia aún se desconoce.
Esta afección puede afectar tanto a la madre como al feto de diversas maneras. Se asocia con nacimiento prematuro y restricción del crecimiento intrauterino en el bebé, así como con eclampsia y el síndrome de HELLP (Hemolysis, Elevated Liver Enzymes, Low Platelets) en la madre (4). En este artículo, nos enfocaremos en la restricción del crecimiento intrauterino.
¿Cómo ocurre la preeclampsia?
Como se ha mencionado, la causa exacta de la preeclampsia aún no se ha definido. Sin embargo, se han identificado varios procesos que contribuyen a su desarrollo. A continuación, se explican brevemente algunos de ellos:
Disfunción endotelial: El endotelio es una capa de células que recubre el interior de los vasos sanguíneos y tiene la función de regular el flujo sanguíneo, mantener la presión arterial y prevenir la formación innecesaria de coágulos. En la preeclampsia, la placenta funciona de manera deficiente, lo que provoca la liberación de sustancias que dañan el endotelio. Como consecuencia, este pierde su capacidad de regulación, lo que lleva al aumento de la presión arterial, una mayor tendencia a la formación de coágulos y el desencadenamiento de un proceso inflamatorio (4).
Inflamación sistémica: La inflamación es un mecanismo de defensa mediante el cual el sistema inmunológico desencadena una serie de cambios en los vasos sanguíneos y en las células para proteger al organismo de agentes considerados extraños. En la preeclampsia, la placenta libera sustancias como fragmentos celulares y proteínas anormales, lo que genera una respuesta inmunológica que busca defender a la madre. Para ello, la placenta libera citocinas, proteínas que circulan por el cuerpo y desencadenan inflamación.
Esta respuesta inflamatoria afecta múltiples tejidos y órganos, incluido el cerebro, que envía señales al músculo de las arterias pequeñas, provocando un aumento de la presión arterial. Además del daño endotelial, la inflamación compromete órganos como los riñones, el hígado y el cerebro, lo que puede generar disfunción orgánica y, en casos graves, convulsiones. A su vez, este daño e inflamación continúan alimentando el proceso inflamatorio, creando un círculo vicioso (4).
¿Cuáles son las repercusiones de la preeclampsia?
La preeclampsia tiene múltiples repercusiones tanto para la madre como para el feto. A continuación, se mencionan las más relevantes, con énfasis en la restricción del crecimiento intrauterino:
Problemas con la placenta: Durante las primeras etapas del embarazo, las arterias espirales del útero son responsables de suministrar una cantidad adecuada de sangre, oxígeno y nutrientes al feto. Estas arterias experimentan modificaciones estructurales a lo largo de la gestación. Sin embargo, en mujeres con preeclampsia, estos cambios no ocurren de manera adecuada, lo que reduce el suministro de oxígeno y nutrientes al feto (4).
Nacimiento prematuro: Se produce cuando el parto ocurre antes de la semana 37 de gestación. Esto puede provocar diversas complicaciones en el recién nacido, como problemas respiratorios, dificultades en la alimentación, alteraciones auditivas y visuales, retraso en el desarrollo e incluso lesiones cerebrales (5).
Síndrome de HELLP: Es una complicación de la preeclampsia caracterizada por la destrucción de glóbulos rojos, un descenso en los niveles de plaquetas y un aumento de las enzimas hepáticas. Esto incrementa el riesgo de hemorragias, anemia (disminución de glóbulos rojos en sangre) y alteraciones en la función hepática (4).
Eclampsia: Es una complicación grave de la preeclampsia que afecta el sistema nervioso central. Se manifiesta comúnmente con síntomas como convulsiones, coma, dolor de cabeza, alteraciones en la visión y en el estado de conciencia (5).
Restricción del crecimiento intrauterino: Se refiere a un crecimiento y desarrollo fetal por debajo de lo esperado durante el embarazo (5). Aunque la causa exacta de esta afección en el contexto de la preeclampsia aún no se conoce, se ha identificado una estrecha relación con el mal funcionamiento de la placenta. La preeclampsia puede provocar múltiples alteraciones en la placenta, afectando su capacidad para desempeñar adecuadamente sus funciones.
Las principales alteraciones relacionadas con la restricción del crecimiento intrauterino son las siguientes:
Disminución del flujo sanguíneo a la placenta: En la preeclampsia, la remodelación de las arterias espirales no se produce de manera adecuada, lo que provoca una distribución deficiente del flujo sanguíneo y de los nutrientes. Esta alteración afecta el desarrollo de la placenta y compromete el crecimiento fetal debido a la falta de oxígeno, nutrientes y un metabolismo adecuado para su desarrollo (4).
Desprendimiento prematuro de la placenta: La hipertensión característica de la preeclampsia debilita los vasos sanguíneos que conectan la placenta con la pared del útero, lo que puede provocar su ruptura y causar una hemorragia (sangrado excesivo). La acumulación de sangre entre la placenta y el útero genera su separación prematura, interrumpiendo el suministro de oxígeno y nutrientes al feto, lo que afecta su desarrollo (2).
Infartos placentarios: La deficiencia en la remodelación de las arterias espirales provoca isquemia (disminución del flujo sanguíneo) y, posteriormente, hipoxia (falta de oxígeno). Como consecuencia, se produce la muerte del tejido placentario, lo que afecta la nutrición y el metabolismo necesarios para el desarrollo adecuado del feto (5).
¿Cuál es el tratamiento para la preeclampsia?
El único tratamiento definitivo para la preeclampsia es el nacimiento. Sin embargo, su manejo depende de la edad gestacional y la madurez del embarazo (5). Si la gestación ha alcanzado las 34 semanas, se puede considerar adelantar el parto, especialmente en casos de preeclampsia grave. De no ser así, el médico podrá optar por mantener a la paciente bajo estricta vigilancia y control, supervisando lo siguiente:
- Monitoreo de la presión arterial materna antes y después del parto, junto con ultrasonidos, seguimiento del ritmo cardíaco fetal, evaluación del crecimiento fetal y análisis del líquido amniótico.
- En casos de preeclampsia grave, se recomienda la hospitalización de la madre para un control médico más estricto (4).
¿Cómo prevenir la preeclampsia?
Para prevenir o reducir el riesgo de desarrollar preeclampsia, se pueden tomar las siguientes medidas:
Administración de ácido acetilsalicílico (AAS) en dosis bajas: En embarazos de alto riesgo, el AAS ayuda a regular la síntesis de vasoconstrictores (sustancias que aumentan la presión arterial) y previene la formación de microcoágulos, los cuales pueden afectar el flujo sanguíneo y la oxigenación de la placenta y el feto (5).
Identificación de síntomas: La hipertensión puede identificarse a través de síntomas como dolor de cabeza (cefalea), percepción de sonidos agudos sin una fuente externa (acúfenos) y palpitaciones aceleradas. Reconocer estos signos a tiempo permite detectar la preeclampsia de manera temprana y brindar la atención médica necesaria.
Modificaciones en el estilo de vida: Mantener una dieta balanceada, realizar actividad física regularmente y controlar el peso corporal son medidas que favorecen la salud cardiovascular y contribuyen a la prevención de la preeclampsia (5).
Monitoreo médico constante: Es fundamental acudir al menos una vez al mes a consulta médica durante todo el embarazo. Esto permite un seguimiento regular de la presión arterial antes y después del parto, facilitando la detección temprana de cualquier indicio de preeclampsia (4).
Estas recomendaciones deben seguirse únicamente bajo la indicación y supervisión de un médico. No deben realizarse por iniciativa propia ni basarse en consejos de personas no capacitadas.
Conclusiones
La preeclampsia es un problema de salud grave y más común de lo que se piensa. Por ello, es fundamental estar informados sobre sus principales características y las medidas para reducir su riesgo durante el embarazo. Además, llevar un control prenatal adecuado y un monitoreo médico constante es esencial para su prevención. La detección temprana de cualquier indicio de preeclampsia disminuye el riesgo de que evolucione a complicaciones que pongan en peligro la vida y la salud de la madre y el feto.
Referencias
[1] Ma’ayeh M, Costantine MM. Prevention of preeclampsia. Seminars In Fetal And Neonatal Medicine [Internet]. 1 de octubre de 2020;25(5):101123. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1744165X20300482
[2] Velumani V, Durán Cárdenas C. Preeclampsia: una mirada a una enfermedad mortal. Scielo México [Internet]. febrero de 2022 [citado 12 de septiembre de 2024]; Disponible en: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0026-17422021000500007#:~:text=En%20el%20mundo%2C%20cada%203,por%20cada%201%2C000%20nacimientos1
[3] Preeclampsia – Síntomas y causas – Mayo Clinic [Internet]. Mayo Clinic. 2022. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/preeclampsia/symptoms-causes/syc-20355745
[4] Rana S, Lemoine E, Granger JP, Karumanchi SA. Preeclampsia. Circulation Research [Internet]. 29 de marzo de 2019;124(7):1094-112. Disponible en: https://doi.org/10.1161/circresaha.118.313276
[5] Ives CW, Sinkey R, Rajapreyar I, Tita ATN, Oparil S. Preeclampsia—Pathophysiology and Clinical Presentations. Journal Of The American College Of Cardiology [Internet]. 1 de octubre de 2020;76(14):1690-702. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0735109720362987?via%3Dihub#sec12
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